- Se dan dos concepciones fundamentales de la ciencia ética, esto es: 1) aquella que la considera como ciencia del fin al que debe dirigirse la conducta de los hombres y de los medios para lograr tal fin y derivar, tanto el fin como los medios de la naturaleza del hombre; 2) aquella que la considera como la ciencia del impulso de la conducta humana e intenta derivarla con vistas a dirigir o disciplinar la conducta misma. Estas dos concepciones son fundamentalmente distintas y hablan dos lenguajes distintos, aunque se han entrelazado de manera diferente tanto en la Antigüedad como en el mundo moderno.
- Saber vulgar o sentido común: nos enseña cómo se nos presentan las cosas, por ejemplo, el fuego quema, el agua moja, etc. Todo ser humano dispone de un conocimiento ordinario, no reflexivo, por el ejercicio espontáneo de la razón: el sentido común. Se compone de certezas comunes a todos, hasta el punto de que nadie carece de ellas, ni puede prescindir de ellas a la hora de razonar. Esta clase de saber está mezclado con prejuicios y es conformista y a crítico, pero ayuda a recoger aspectos muy significativos de la cultura de diferentes pueblos. Este conocimiento es importante aunque no haya de tenerse por definitivo y completo.
- Saber científico: indaga y manifiesta las causas inmediatas de las cosas que caen bajo nuestro radio de observación y experimentación. Es un conocimiento más profundo: en el caso del agua diríamos que es un elemento compuesto de dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno. La ciencia es un saber descriptivo que nos dice cómo son las cosas y, dependiendo de los contenidos y los fenómenos que estudian, se distinguen unas de otras. Así, la medicina se encarga de la salud del cuerpo; la ecología, del orden que hay o debe haber entre los organismos vivos y el medio ambiente; la geología, la estructura de la que está compuesta la Tierra, y así sucesivamente.
- Saber filosófico: nos acerca al conocimiento de las últimas causas de la realidad. Un ejemplo sería que el agua y el fuego son elementos del mundo físico que contienen una naturaleza última o «esencia» permanente e inmutable (sustancia) y características variables y cambiantes (accidente). La filosofía no estudia tanto esta o aquella realidad en particular, sino que partiendo de realidades concretas, se remonta a los principios primeros o causas últimas de la realidad.
En efecto, la primera habla del lenguaje del ideal al que el hombre se dirige por su naturaleza y, en consecuencia, de la "naturaleza", "esencia" o "sustancia" del hombre. En cambio, la segunda habla de los "motivos" o de las "causas" de la conducta humana o también de las "fuerzas" que la determinan y pretende atenerse al reconocimiento de los hechos.
En este contexto, la dimensión ética de la existencia del hombre tanto en su aspecto individual como social ha sido objeto de la reflexión filosófica en todas las épocas, especialmente en ciertos períodos o coyunturas de crisis y de grandes cambios estructurales. Pero aquí, como en todos los problemas filosóficos, el planteamiento del problema y las líneas de solución configuran abundantes ramificaciones temáticas, según las escuelas y autores.
El universitario, como cultor de la filosofía, debe acostumbrarse al despliegue pluralístico en todos los campos del saber, dado que al interior de las ciencias especiales son múltiples los intentos de explicar los fenómenos con diferentes marcos teóricos, técnicas y procedimientos.
La dimensión ética de la vida humana se funda primero en el hecho de la moralidad, es decir, en el comportamiento práctico del hombre que se expresa en juicios, actitudes y normas en su interacción social y cultural. José Luis Aranguren hace notar que, en su raíz etimológica, este hecho designa originariamente un modo de ser más que los actos o costumbres que se remiten al modo específico de lo humano como existir consciente y responsable (Ética, en Rev. De Occidente, Madrid, 19729). Según este autor, prevaleció la designación latina (mores) y su connotación originaria (eJos), con doble matiz, se perdió en la reflexión y la orientación misma de la ética.
De todos modos, la ética quiere referirse a la fundamentación teórica de la conducta humana en todas sus dimensiones queriendo ser el soporte de su praxis concreta. Además de la justificación racional de la moralidad, esta fundamentación quiere expresar un conjunto de normas y principios básicos orientadores de las situaciones concretas.
QUE ES EL SABER ?
El saber filosófico es un saber de segundo grado que presupone un determinado grado de desarrollo de la vida política, socieconómica y cultural. Además, presupone otros saberes previos de primer grado, como son los saberes técnicos, políticos, matemáticos, físicos, etcétera.
CLASES DE SABER?


Esta clase de saber se ocupa de parcelas de la realidad, progresa y nos aporta información. Es experimental, intersubjetivo, crítico y útil en determinados aspectos vitales para el desarrollo humano.
Por tanto, no cabe reducirla a ningún saber particular, ni a la suma de todos los saberes particulares, dado que la filosofía nos familiariza con el pensar a fondo sobre la realidad. platón decía que los filósofos eran los que estaban interesados en lo eterno e inmutable. Al explicar las cosas, la filosofía ha de alcanzar las raíces últimas de la realidad que se contempla, al revés de que lo hacen las ciencias particulares.